RELACION ALUMNO - PROFESOR
En la enseñanza, tanto en una escuela pública como en una privada, existe un factor muy importante para fomentar el aprendizaje. Desde cualquier nivel de enseñanza, preescolar, primaria, secundaria, etc: ese factor es la relación profesor – alumno.
Esta relación, desde el inicio del curso, tiene que ser de confianza y respeto para que sea más fácil el proceso de enseñanza–aprendizaje. La única persona permanente que tienen los alumnos es el profesor y por eso debe existir un ambiente de comprensión, ayuda, soporte y complicidad entre las dos partes para dar seguridad al alumno/a y facilitar así el inicio de su aprendizaje.
Es bien sabido que en el transcurso de las clases, a veces existen problemas entre alumnos o incluso entre profesor – alumno. Una relación profunda entre los profesores y los alumnos/as ayudará a allanar el terreno, a encontrar las causas de los problemas y a solucionarlos. Cuando llega la etapa adolescente, la relación entre profesores y alumnos no debe ser distante, debe ser apoyo y comprensión, participando de las cosas nuevas y de los problemas reales de los estudiantes. Esto mejora el rendimiento no sólo en nuestra asignatura sino que mejorará el rendimiento en todas las materias de los alumnos.
Para todo esto es necesario tener objetivos claros, métodos bien estructurados, personalizados, material y aulas adaptados a cada edad y necesidad. Es obvio que la familia juega un papel importantísimo en esta relación profesor – alumno, por lo que deben estar infinitamente implicados en todo el proceso de aprendizaje, hasta el final.
Existen ciertos puntos importantes para trabajar con los adolescentes:
a. Crear una atmósfera de entendimiento entre ambas partes.
b. Que el alumno se sienta protegido y respaldado por el profesorado.
c. Se pretende fomentar la autoestima en los alumnos/as.
d. Motivación.
Es difícil para muchos profesores considerar a sus alumnos como personas iguales a ellos, personas independientes, diferentes, con capacidades e inteligencia y con opiniones que no siempre tienen que ser las del profesor.
Hay que partir, entonces, desde la base de que el profesor es igual que al alumno, solo que con más años y más conocimientos adquiridos por la experiencia y el estudio. Ser profesor no significa tener cultura. El profesor debe estar bien informado, no solo en la asignatura a impartir sino que en más temas. Puede ser que los alumnos sean niños de primaria y siempre tienen la curiosidad por aprender cosas nuevas y preguntar, hay que saber dar respuestas.
La educación infantil tal vez sea la más importante porque es en esta fase donde se establecen las bases sobre las que el niño construirá su desarrollo físico y cognitivo. Lo primero que se debe que tener en cuenta es que los niños que empiezan la educación infantil son pequeños adultos que hacen lo que quieren y saben de las consecuencias de sus actos, debemos saber guiarlos y darles el mejor de los consejos.
La labor de los padres en esta fase es de suma importancia, algunos los consienten demasiado y solo hacen que el niño en la escuela sea apático y flojo, y la hora de trabajar, no quiere o no puede, sólo espera que alguien más le haga el trabajo y se ponen a llorar. Es importante que esto sea un trabajo en conjunto entre los padres y los educadores.
Otro aspecto importante en esta etapa es la organización. Un aula organizada correctamente, el orden de los materiales y juegos, un horario, un aspecto personal de higiene y vestuario adecuado, ayudarán a que la mente del alumno/a esté igualmente organizada.
En este nivel, es imprescindible que el profesor escuche lo que el alumno/a le cuente. Todo es importante. Y se debe establecer, además, la posibilidad de que cada uno de los niños se exprese libremente, contando una experiencia, una canción o un cuento ante los demás compañeros de la clase.
Todo desarrollará su capacidad de socialización, de compañerismo y de respeto por las opiniones ajenas. Para esto es necesario que el profesor sea el primero en compartir sus propias experiencias con los alumnos, contándoles cosas cotidianas que le pasen, porque estas son cosas que acercan la figura del profesor al nivel de comprensión de los alumnos.
De igual forma, todas las etapas del niño hasta después de la adolescencia son muy importantes. En la etapa de la primaria es cuando los padres o los mismos profesores deben poner mucha atención al comportamiento y aprendizaje de los niños.
Los niños pueden tener problemas de atención y los padres no lo saben y les exigen mucho, aunque que el niño da lo mejor de su parte y no puede.
Posteriormente, cuando los ya son adolescentes, debemos ganar su confianza, pues generalmente desconfían de todo lo que provenga del mundo de los adultos. Se puede hablar con los alumnos, hacer actividades en las que se platiquen de las cosas que les gustan, o incluso, que el profesor hable también de las cosas que le gusta por ejemplo de música, intentar que te expliquen qué significa para ellos alguna canción que les guste, o hablar de la moda, que forma parte de la cultura juvenil. Esto ayuda muchas veces a que algunos alumnos con verdaderos problemas, se acerquen al profesor en busca de ayuda y lo vean como a un amigo que tal vez pueda ayudarles sin juzgarles, que es lo que la mayoría espera tener de sus padres. Los padres aquí deben ser críticos, a veces piensan sus hijos ya son mayores, no suelen implicarse demasiado en la vida escolar. Pero eso es un error.
Tal vez, en la adolescencia es cuando más desorientados están los alumnos y cuando más respuestas necesitan. Unos padres excesivamente autoritarios y opresores sólo consiguen perder la confianza de sus hijos.
Es recomendable que el profesor esté al día en cuanto a literatura infantil y juvenil, juegos de lógica e ingenio, material de juegos, música, moda, deportes, lugares importantes que visitar, material fungible de todo tipo, y que naturalmente, esté al corriente de los avances tecnológicos y científicos que tanto interesan a los jóvenes en estos momentos.
El profesor puede trabajar con muchas cosas: recortes de periódico, artículos de revistas, fotografías, proyectos para realización de trabajos; temas para investigación; actividades de arte y manualidades; música (letras actuales, información sobre grupos, CDs); información de distintos centros para visitar (museos, galerías, teatros) todo esto va relacionado con algún tema de nuestra asignatura o también con algunas otras en su respectivo contexto.
Después de unos años de recopilación se contará con un buen elemento práctico para desarrollar una clase amena y siempre con distintas actividades, adaptadas a cada nivel.
El espacio en el que deben desarrollarse las clases debe estar adaptado a las necesidades de cada grupo. En principio, para los alumnos de Educación Infantil, la clase debe contar con espacios bien diferenciados, para permitir la buena organización, debe haber un espacio destinado para los números, figuras, etc,
Así, deberá tener un rincón de los números (murales con números, construcciones, juegos con figuras geométricas), un rincón de la lengua (murales con el abecedario, rincón de lectura con mesitas y sillas, juegos con letras). En los cursos de mayores se tiende a olvidar la decoración de la clase y eso hace del aula un lugar frío y hostil. Debe haber un espacio para que los alumnos pongan carteles, posters, vocabulario, imágenes, etc.
Todo esto va de la mano con la motivación que se le brinda al alumno. No se le debe corregir de forma burlona enfrente de todos. A veces cuando el profesor hace una pregunta y un alumno contesta de forma equivocada, el profesor lo único que le dice es:
“No, estás mal”
Esta conducta del profesor deja mucho que desear puesto que para la próxima, el alumno ya no va a querer participar y perderá el interés a la clase.
En cambio, una forma de motivar al alumno es decirle:
“Es casi correcto lo que dijiste, sin embargo te faltó decir….” O de otra forma decirle: “Muy bien pero también se puede decir de esta o de otra forma”
Con todo eso, el alumno sentirá que lo hizo bien y tendrá ganas de participar nuevamente, y tal vez lo haga mejor.
También otra forma de motivar al alumno aunque de manera indirecta es cuando hay participaciones y levantan la mano, el profesor sólo escoge a unos cuantos y el que está en la parte de atrás del salón, nunca lo ve y nunca le toma importancia. Y del mismo modo, como lo dije anteriormente, el alumno no querrá participar porque se quedará con la idea de que el profesor no le hace caso.

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